Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha viajado sobre el planeta Tierra. El peregrino es un viajero consciente, puesto que intuye que su caminar externo es un viaje al interior en busca de su autotransformación.
Durante una peregrinación a un centro de sanación espiritual, montaña sagrada o lugar de devoción, el peregrino encuentra lo sobrenatural en el sitio que visita, y participa generalmente de una realidad diferente a la que vive en su propia casa o comunidad.
El peregrino es un viajero consciente, puesto que intuye que el viaje externo es un viaje interno en busca de sentido.
Durante el periodo que dura una peregrinación, sean días o meses, el peregrino está expuesto a las energías cósmicas, principios planetarios e influencias telúricas, que van a ayudar al individuo o al grupo a redondear su personalidad, y a cubrir las doce etapas evolutivas: desde la responsabilidad a la participatividad, la inclusividad, la soledad, la serenidad, la calma, el desapego, la impersonalidad, la divina indiferencia, la intuición, la sabiduría, para alcanzar así la genuina libertad.
El Sol, el astro rey y, en menor medida, los planetas y otros cuerpos celestes, ejercen ciertas influencias magnéticas y eléctricas sobre la Tierra, según el calendario astrológico de la época en que se realiza el viaje espiritual.
En la antigüedad se construían templos solares, santuarios y pirámides para orientarse hacia el aparente movimiento del Sol, y los cuatro periodos más importantes del año, los equinoccios y los solsticios. Para la sabia construcción de las pirámides, los antiguos arquitectos se dieron cuenta del punto norte más extremo desde donde el Sol vuelve en el mes de Cáncer, y marcaron este punto en la tierra. Del mismo modo, observaron el punto sur más extremo y también lo marcaron. Con estos dos puntos de Cáncer y de Capricornio marcados por los rayos del Sol matutino se dibujó un cuadrado y se construyó una pirámide de 91 escalones.
Invariablemente, cuando se construye una pirámide así, el día del solsticio de verano en las horas del amanecer, los rayos solares tocan la esquina correspondiente y durante las horas del atardecer tocan la esquina diagonalmente opuesta. De manera similar, durante el solsticio de invierno las otras dos esquinas se ven iluminadas por los rayos del Sol. En los días del equinoccio, durante el atardecer, la escalera oriental se ilumina y durante el atardecer, es la escalera occidental la que recibe la luz.
Cuando en los días de las fiestas del solsticio se iluminaban los 91 escalones de la forma piramidal, parecían una serpiente brillante que aparecía durante unos instantes en las horas del amanecer y atardecer, y se la veneraba mientras duraba su aparición. Día y noche se llevaban a cabo rituales en la cima de las pirámides. Durante los cuatro días festivos, los peregrinos solían visitar la pirámide para experimentar las características de cada día cardinal, integrarlo en sí mismos y regresar para seguir con las prácticas de alineación y meditación. Un templo se visitaba invariablemente cuatro veces al año para integrar en uno mismo el impacto de las características de los cuatro días cardinales de los dos equinoccios y dos solsticios. Y en cada cuarto de noventa días, los peregrinos asimilaban en su rutina diaria la naturaleza y las características del signo zodiacal relacionado.
Gaia, el ser donde residimos, tiene muchas vías energéticas que podemos considerar como las “arterias” del planeta. Algunos destinos significativos para el peregrino están en estas vías. Templos y catedrales han sido construidos en estos lugares a lo largo de la historia de la humanidad.
En la península ibérica algunos destinos emblemáticos para el peregrino son: el Camino de Santiago que empieza en Centroeuropa, atraviesa Francia, y recorre la península ibérica septentrionalmente, finalizando en la catedral de Santiago de Compostela y el cabo Finisterre. La basílica del Pilar en Zaragoza, el santuario de la Virgen de Montserrat en la montaña sagrada de Montserrat, cerca de Barcelona, el santuario de Núria en el Pirineo oriental catalán, y la colorida y devocional romería del Rocío en Andalucía. En Portugal, los peregrinos viajan a Fátima a recibir las bendiciones de la Virgen.
En el sur de Francia, Lourdes es el destino preferido, conocido por sus aguas, a las que se atribuye propiedades sanadoras. En Gran Bretaña, la famosa ruta de los celtas, pasa por Stonehenge y Glastonbury. En Grecia, los peregrinos podían leer en el Templo de Apolo en Delfos “Nosce te ipsum”, que significa “autoconocimiento”.
En Oriente medio, en Israel, los peregrinos llegan a la tres veces santa ciudad de Jerusalén para orar en el Monte de los Olivos, el jardín de Getsemaní, la iglesia del Santo Sepulcro, el Monte Sión y la tumba de Ismael. El río Jordán y el Mar Muerto, son rutas esenias recorridas durante milenios.
En Jordania, la ciudad de Petra, con sus catedrales deshabitadas talladas en la montaña, es recorrida de principio a fin, y en lo alto de la ciudad de piedra se vislumbra la gran falla del Rift, de 4.830 kilómetros proveniente de África, línea energética que cruza el globo de norte a sur, desde el mar Rojo, el Valle del Jordán, Etiopía, hasta el lago Victoria en las regiones de Kenia y Tanzania, donde reside el espíritu del imponente Kilimanjaro.
En Etiopía, la ruta de peregrinación de los cristianos ortodoxos, pasa por las cataratas del Nilo Azul, el lago Tana y sus maravillosas iglesias ortodoxas, la ciudad de Axúm que es custodia del Arca de la Alianza, la santa ciudad de Lalibela, con sus bellos templos oradados en la piedra con tecnología hasta hoy día desconocida, y los esotéricos centros al sur en el desierto de Afar, donde fue hallado en buen estado de conservación por los arqueólogos, nuestro ancestro, el homínido Australopithecus afarensis, renombrada como “Lucy”.
Alejandro Magno, un rey iniciado, se dio cuenta de que el río Etíope, el Nilo, y el Indo no eran más que un sólo río que se originaba en el Monte Kailash, en Tíbet. El río Indo fluye por el mar Arábico y encuentra su expresión en Egipto, discurre de forma subterránea y sale a la luz como río Etíope o Nilo. De Etiopía a Egipto, y luego desde Grecia, es por donde llegó el conocimiento al continente europeo. Europa recibió desde Grecia un incalculable legado.
Allá van los peregrinos, ascendiendo con valor, los guía siempre el Amor, en el nublado camino.
Es el interno destino, búsqueda de trascendencia, en la imponente presencia, de las andinas alturas, todos tras la aventura, de la elevada consciencia.Baltasar Mejía (Médico sintergético)
En India, los sabios videntes anclaron ciertas frecuencias vibracionales provenientes del cosmos, y en los cuatro puntos cardinales se construyeron colosales templos, a los cuales, hoy en día, millones de seres acuden cada año. Los rituales efectuados por los sacerdotes consagrados son diarios, y los mantrams, suktas y stotrams, cantados en lengua sánscrita, energizar el lugar y a los peregrinos que allí acuden. Al norte, en los Himalayas, donde fluyen altísimas frecuencias, están los santuarios de Badrinath, Kedarnath, Gangotri y Yamunotri. Al sur, el majestuoso templo de Kanyakumari, y en Tirupati (Andhra Pradesh), el templo de las siete colinas dedicado a Venkateshvara o Vishnu, expresión máxima y excelsa de la sabiduría y el amor incondicionales.
Al este se encuentra el templo de Puri-Jagannath, una de las construcciones más antiguas de India, en donde está registrado que estuvo estudiando Jesús antes de los veinte años. Después, viajó a los templos sagrados en el Nepal y Tíbet, en donde completó su maestría antes de regresar a Israel.
Al oeste, el templo de Dwaraka, en la península del Gujarat, es venerado por ser el lugar donde el Krishna, el Señor, reinó hasta los 126 años de edad.
También en el continente indio, hay 12 puntos nodales, llamados jyotirlingams, a los cuales millares de peregrinos acuden a recibir los ritos de iniciación. Estos doce centros mágnéticos están conectados directamente al Monte Kailash, situado en la zona transhimaláyica. La tradición védica recomienda al peregrino recibir las bendiciones en el Santa Sanctorum de estos doce templos en los que también diariamente los sacerdotes brahmines realizan rituales cantados en sánscrito, llamados poojas.
Los doce jyotirlingams descritos en el Shiva Mahapurana y todavía activos son:
- Sommathen el Gujarat,
- Mallikarjuna,en Andra Pradesh en Sri Sailam, y descrito por Helena P. Blavatsky cuando peregrinó allí en el siglo pasado,
- Mahakaleshwar,
- Omkareshwary
- Kedarnathen los Himalaya,
- Bhimashankaren Maharashtra.
- KashiVishwanathen Benares,
- TrimbakeshwarShiva-Temple,
- Nageshwaraen Dwaraka, donde Krishna fue rey,
- Baidyanath,
- Rameshwar,
- Ghrishneshwar.
Benarés es uno de los destinos más emblemáticos de India, ciudad santa a donde peregrinan muchos hombres santos de Asia, y lugar preferido por los hinduistas devotos para dejar su cuerpo físico. En Benarés, Varanasi o Kashi (su nombre original significa “la Joya en el Loto”) son incontables los templos y santuarios que durante siglos han sido visitados. Allí fluye el sagrado río Ganges, proveniente subterráneamente del Monte Kailash, y es condición sine qua non para el peregrino, sumergirse en las aguas sanadoras del Ganges e impregnarse de las corrientes energéticas que fluyen en el río sagrado. Corriente que necesariamente generará transformaciones en el peregrino.
En América, la espectacular peregrinación andina al santuario de nuestro Señor de Qoylloriti, cerca de Cuzco, a los pies del nevado Ausangate en Perú, es uno de las mayores eventos religiosos de los Andes, celebrado en honor del Señor de Qoylloriti, con la participación de más de 10.000 peregrinos que se desplazan al santuario del valle andino situado a 4.700 metros de altitud, desde todas las comunidades de Perú. Este lugar fue declarado patrimonio cultural de la nación en 2004, y en 2011 la Unesco inscribió a la “peregrinación al santuario del Señor de Qoylloriti” como integrante de la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. En Perú también el arte textil de la isla de Taquile, en el lago Titicaca está incluido en la lista de la Unesco como patrimonio intangible. El Lago Titicaca es otro foco importante de sabiduría perenne en América, y ya en tiempos de los Incas, los sacerdotes del Sol realizaban a la vista de los peregrinos rituales sagrados para el beneficio de toda la humanidad.
La búsqueda del ser humano a lo interno, lo profundo y la completa autotransformación, es lo que mueve al peregrino a realizar en muchas ocasiones proezas en sus viajes a lugares remotos, a veces de difícil acceso, superando sus propios límites físicos, emocionales, energéticos y psíquicos.
Comprender y amar al prójimo, ser compasivos y tolerantes con nuestros semejantes, pensar de una forma nueva, pensar en el corazón. Sentir y pensar desde el corazón es el sentido profundo de una peregrinación. De esta manera, nos conectamos a toda la red del planeta y del cosmos de forma totalmente consciente, sirviendo al plan de la evolución. Es la vía del corazón, que es la vía de la síntesis.
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