El don y la prueba de Piscis
El don de la valentía
El nacido en Piscis tiene acceso a lo más alto y a lo más bajo. Por eso contiene tanto al maestro como al ladrón. Siente las cosas inconscientemente y las intuye con antelación. Lejos del ajetreo exterior, en su interior hay un mundo lleno de fantasía y recursos creativos. A menudo es más bello que el mundo real, pero también ilusorio. Le gusta retirarse a su mundo interior y estar solo. Al mismo tiempo, anhela el mundo de los demás. Se siente conectado a ellos, empatiza y les ayuda. Pero, en el fondo, está solo. ¿Qué bonito sería unir ambos mundos y fundirse en un todo?
Piscis termina el zodiaco. Eso significa completa lo viejo y lo nuevo. Si éste no lleva lo viejo a buen puerto, un día perecerá en el torbellino del destino y reaparecerá de otra forma en su vida. Una vez más, el destino le trae todo lo que no está resuelto. Está involuntariamente conectado con él. Se acerca a él hasta que lo ha completado y resuelto. Sólo entonces, cuando el tiempo lo permita, el destino le enviará algo nuevo.
Lo viejo y familiar, por muy imperfecto que sea, suele servirle de apoyo. Cuando se acaba, esta persona de Piscis ya no puede aferrarse a ello. Sin embargo, instintivamente, busca apoyo. Si no lo encuentra en sí mismo, lo busca en la seguridad material, en los demás, en la pareja o en aquellos que le parecen fuertes. No confía en su propia fuerza, sino que siente la debilidad y la imperfección en su interior.
Sólo se puede completar lo inacabado. El nacido en Piscis lo encuentra en forma de imperfecciones y errores de muchos otros. Es ciego a sus propias imperfecciones. Las ha suprimido. Por eso necesita a los demás. Cada defecto que rechaza en ellos muestra algo que no acepta en sí mismo. Cuando abandona su rechazo y, por lo tanto, se acepta a sí mismo y a los demás, eso lo hace completo y le da fuerza y apoyo interior. La fatídica conexión se disuelve, lo viejo ya no puede llegar a él. Se sumerge bajo la superficie de su conciencia y desaparece.
Con el tiempo, aprende a encontrar todo el apoyo dentro de sí mismo y a confiar completamente en sí mismo y en su naturaleza divina. Si puede permanecer solo sobre el agua, ya no necesita el apoyo de los demás. Entonces puede desprenderse de todo, estar completamente consigo mismo y conectarse voluntariamente con todo. Esto requiere mucho valor.
El Espíritu Divino le da el don de la valentía: la valentía de renunciar a algo, la valentía de soportar el tiempo de vacío hasta que lo nuevo se haya revelado, la valentía de seguir su anhelo y su sueño, la valentía de confiar en la ayuda divina, la valentía de construir algo nuevo y sostenible y también la valentía de mostrarse tal y como es.
Para él, se trata de dejar caer todas las cubiertas y revestimientos, toda la falsedad, todas las inhibiciones y cualquier miedo al fracaso o a la culpa. Ama a tu prójimo como a ti mismo, como dice el refrán. Para el nacido en Piscis, significa sobre todo aprender a amarse a sí mismo con todas sus imperfecciones. Sólo entonces podrá conectar con todo y fundirse en el todo. Después, no hay nada que le separe de los demás. Esta es la base de la verdadera compasión y del amor al prójimo. El prójimo es siempre el que le trae el destino. Cuando esta persona deja de lado las impresiones del pasado y se encuentra con el otro en toda su apertura y plenitud, puede experimentar el vínculo pleno. Así, todo encaja. No tiene nada más que hacer que ser él mismo. De este modo, da a su prójimo exactamente lo que necesita. Completa al otro y a sí mismo. Así, su voluntad y la del conjunto se unen.
La prueba de la finalización
Piscis termina el zodiaco. Entonces comienza una nueva ronda. Todo final es también el comienzo de algo nuevo. Forma la semilla de lo nuevo. Esta semilla es traída al mundo por Aries y quiere completarse en Piscis, para que puedan surgir de nuevo nuevas semillas más desarrolladas. Este es el ciclo del tiempo. El tiempo no espera. El final llega de una manera u otra. Lo que el nacido en Piscis tiene en sus manos es sólo la figura del final. Puede darle forma. La naturaleza comprueba cómo concluye sus figuras. Por lo tanto, le da la capacidad de completar las cosas. Que la utilice depende de él mismo.
Esta persona siempre tiene acceso, en el momento adecuado, a todo lo que es necesario para su realización. Sea o no consciente de ello, está conectado con el todo. Si desarrolla sus propias capacidades para utilizar completamente esta plenitud y si se identifica con este juego de finalización o prefiere jugar su propio juego, es otra cuestión.
Él que es capaz de la perfección se encuentra con la imperfección para poder llevarla a un buen final. Para algunos, ese mundo puede parecer feo, lleno de imperfecciones y defectos. A veces le gustaría escapar de él, ya sea mediante el aislamiento, las drogas o la evasión de la realidad hacia un mundo de fantasía. Sin duda, podría trasladar algo significativo de su mundo interior de fantasía y sueños a la realidad, por ejemplo, creando películas, novelas o música. Sin embargo, si sólo sueña y se refugia en la ilusión, desperdicia su potencial creativo. Entonces produce muy poco de sí mismo y de sus posibilidades. Su prueba incluye tanto la conexión con la realidad de los demás como la adquisición de las habilidades necesarias para darles un acceso adecuado a su mundo interior.
Otra forma negativa de afrontar esta prueba es aferrarse demasiado a lo viejo y al pasado. Quien se aferra a los fantasmas del pasado bloquea su camino hacia el futuro que le espera. A todo final le sigue inevitablemente la disolución y el vacío insostenible. Hace falta un gran valor para enfrentarse a este vacío y poner toda la fuerza y la convicción en el momento de la conclusión: pronunciar el último pensamiento de un discurso de manera que el mayor efecto posible quede en el público, escribir el último acorde de una sinfonía de manera que exprese su totalidad, incluso terminar el último acto de lo que sea de manera que se entregue la esencia por completo. Sólo entonces, y con mayor perfección, se abre un nuevo ciclo con posibilidades realmente nuevas. Después, como por arte de magia, el vacío se llena.
El nacido en Piscis está conectado con todo lo que le llega. Sin embargo, si lo rechaza o se separa de él sin haberlo completado bien, vuelve a él de una forma u otra. Entonces este depende de él y él depende de este. El propósito de terminar es dejar atrás las cosas inacabadas para poder conectar mejor con el mundo. Un buen final crea conexión y lo libera a uno de las dependencias. Todo puede suceder como quiere. Todas las personas que conoce son la persona adecuada. Por increíble que parezca: todo lo que sucede es para completarlo. La persona de Piscis sólo tiene que dejar que ocurra sin tener que intervenir de ninguna manera especial. Todo encaja, si él lo permite. El pasado que no sirve al futuro lo envenena. Cada cierre ofrece la oportunidad de decir adiós a esas sustancias tóxicas acumuladas. La limpieza del pasado -sea amado, odiado o temido- sana. Cada relación que se completa de forma satisfactoria sana. Cada encuentro en el que esta persona muestra caridad sana tanto al otro como a sí misma. La compasión y las intuiciones del nacido en Piscis le sirven como un «aparato sensorial» en el todo en el que le gustaría mucho ser absorbido. Su deseo de ayudar no es otra cosa que la entrega a la voluntad del todo. Y cada acto de finalización bendice al todo con el que está conectado.
Para él, se trata de reconocer el significado y el valor de lo que ha hecho y no sólo la satisfacción a través del hacer. Porque todo lo que tiene verdadero valor permanece y forma semillas fértiles para el futuro.
La síntesis del don y la prueba
Ten el valor de purificar lo viejo, despréndete y espera a que lo nuevo surja. Pon toda tu fuerza en el momento de la finalización. Todo lo que está inacabado volverá a ti. No des la espalda a lo que rechazas. Te muestra algo que rechazas de ti mismo. Conéctate con ello y aprende a amarte a ti mismo y a todo lo demás. Confía en la vida. Todo encaja.
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