Es de conocimiento común que los medicamentos actúan de manera distinta en diferentes personas. Algunos medicamentos responden a unos, mientras que pueden producir reacciones adversas en otros. Una naturaleza inferior extrae sólo lo más bajo de las sustancias, pero la entidad que está unida a lo superior, extrae precisamente lo más elevado. La calidad de la psique del paciente es un factor importante. Las personas con tejidos corporales refinados no pueden ser tratadas con material grosero y viceversa. Cuanto más refinados son los tejidos, más rápida es la respuesta al medicamento. Esta “proporcionalidad» es la sabiduría que los médicos deben aprender a utilizar. No se puede usar el mismo criterio para todos.
Los médicos pueden ser verdaderos ayudantes de la humanidad si refuerzan su intelecto con la energía del corazón. No pueden ser negadores de la energía psíquica. En verdad, sería útil que el médico fuera también un psicólogo, o un filósofo. No debe ignorar la energía psíquica. Cuando su intelecto está reforzado por el corazón, a los médicos se les abren muchas posibilidades de curación que generalmente se les niegan cuando actúan sólo por la vía intelectual.
Los mejores médicos de todos los tiempos han sido aquellos que pudieron establecer una conexión con las energías sutiles de la naturaleza a través de oraciones regulares, de la correcta comprensión de las leyes de la naturaleza y por su propia vida armoniosa. Un buen médico debe ser un ejemplo positivo de buena conducta, de armonía y de naturaleza amorosa. Ellos también necesitan desarrollar su propia aura, adaptándose a las leyes de la vida correcta.
La conexión regular con el mundo divino a través de la oración y la meditación, es muy útil para los médicos.
Se presta poca atención a las presiones atmosféricas. Con frecuencia, se aconseja ir a los centros de salud, a la orilla del mar y a las montañas. Uno se da cuenta de que al regresar de dicha atmósfera serena, la presión se acumula de nuevo y los pacientes vuelven a caer enfermos. Dentro de las condiciones de vida del paciente, el médico haría bien en ver qué es lo mejor que puede hacerse.
Hoy en día, el sistema de medicina ortodoxa presta poca atención a las causas de la enfermedad. Ellos están preocupados por los efectos y la curación de los efectos. Incluso mientras los efectos se curan, la causa permanece sin curar. Los resfriados frecuentes, tos, problemas respiratorios, fiebre, son indicativos de que las causas quedaron sin curar. Los médicos harían bien en investigar la causa detrás de las enfermedades. Esto abre oportunidades para nuevos descubrimientos.
El médico del futuro es el que entiende las correspondencias superiores de los mundos en relación con la manifestación inferior. Sin reconocer estos fundamentos, la medicina se hunde en el estrecho plano material.
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