La Antigua Ley de Reparto del Mal necesita ser entendida. Las enfermedades no son más que productos y están sujetas a tres influencias.
- En primer lugar, al pasado del hombre donde paga el precio de su antiguo error.
- En segundo lugar, a su herencia, donde comparte con toda la humanidad, las corrientes contaminadas de energía que son de origen grupal.
- Y en tercer lugar, comparte con todas las formas naturales de esta Tierra, y que la vida le impone en su cuerpo.
El pasado del hombre, el primero de los tres, dice mucho. El egoísmo del hombre es la avaricia. Incluso hasta la fecha, impulsa al hombre hasta tal punto de que no se preocupa de su impacto en la vida circundante. «Lo que siembres, cosecharás” reza un antiguo aforismo. Todo lo que uno hace, vuelve a él con igual vigor y con la misma cualidad. No se pueden sembrar semillas amargas y esperar frutas dulces. Cada persona tiene que pagar el precio de su error pasado. Esta es una ley infalible muy conocida en Oriente y que también es bien conocida en los últimos siglos en Occidente. Sabiéndolo perfectamente bien, el hombre sigue siendo egoísta, y por tanto no puede escapar de las consecuencias de tales acciones en términos de desgracias, de las cuales la salud es un aspecto. La enfermedad llegó para quedarse en el planeta y se perpetuará a nivel individual o a nivel grupal, mientras que el factor predominante que impulsa a la humanidad sea el egoísmo y la codicia asociada.
Llegando al segundo aspecto de la enfermedad, es decir, las corrientes contaminadas de energía de la humanidad, es más que evidente que desde los tiempos de la Atlántida hasta los actuales tiempos arios, en general la humanidad ha estado involucrada en robar la propiedad o las personas de los otros, ya sea por la fuerza brutal o la manipulación intelectual. Esta actividad persiste aún en los tiempos actuales, pero de una manera más sofisticada. Esto dio lugar a la implantación en la Tierra de gérmenes que germinan como innumerables enfermedades misteriosas. Hay un exceso vacunas que demuestra el hecho del crecimiento de nuevas y recientes enfermedades.
Llegando al tercer factor de influencia productor de enfermedades, el hombre ha continuado alterando a la naturaleza circundante mucho más drásticamente durante los últimos 100 años. Ha contaminado el agua de la Tierra. Ha contaminado el aire que rodea a la Tierra. Ha inventado productos químicos tales como fertilizantes químicos, pesticidas e insecticidas que promueven la degeneración de la vida en el reino vegetal y animal.
En suma, estos tres factores contribuyen a la enfermedad, y por lo tanto las enfermedades crecen en progresión geométrica. Aunque no haya una reparación inmediata de estas enfermedades en aumento, se vislumbra una solución lejana en la propagación y educación de la humanidad, con otra Antigua Ley, la del Dominio del Bien. Esto tiene que ser puesto en marcha de una manera enérgica, por los gobiernos que realmente se preocupan por el planeta. Hasta entonces, seguimos librando una batalla perdida contra las enfermedades que crecen, con la ayuda de municiones inadecuadas llamadas medicamentos, la mayor parte de los cuales son nuevamente productos químicos. La curación de los enfermos se ha convertido eventualmente en la actividad más predominante de la humanidad, ya que desde que hay un rápido crecimiento de las enfermedades, no puede ser equiparado con ninguna terapia de salud excepto con la corrección de la conducta humana.
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