Un Verdadero Gran Reformador Médico, Religioso y Social del Siglo XVI
Los Principales Instructores de Paracelso: la Naturaleza y la Sabiduría Popular
Paracelso llegó a ser un gran médico y un gran pensador que supo escoger a grandes maestros para que lo instruyeran. Empezando por su mismo padre y continuando por un buen número de hombres sobresalientes, entre ellos obispos y abades –como el abad Trithemius, uno de los más grandes adeptos de alquimia y astrología de la época– pero también excepcionales médicos académicos como el humanista y reformador Vadianus, muy amigo de su padre y rector de la Universidad de Viena, donde Paracelso estudió durante unos años. Sin embargo, siempre insistió en que su mejor maestro de medicina fue la propia naturaleza, de la cual aprendió, a través de la simple observación y no de los libros que hablaban de ella, la mayoría de los conocimientos que adquirió. Por ello sentenció: “Si no existiera ningún maestro de medicina en todo el mundo, ¿cómo se podría aprender este arte, si no es abriendo el libro de la Naturaleza escrito por la mano de Dios?”. E insistió: “La luz de la naturaleza –y no la lámpara de la farmacia del boticario– ha iluminado mi camino. He entrado por la honesta puerta de la Naturaleza, y su luz me ha guiado en mi camino”. 1 Y este camino podía ser tanto el camino metafórico de su vida y de su carrera profesional como el camino o los auténticos caminos que pisó incansablemente, viajando a pie y yendo donde esperaba encontrar algo que pudiera ser útil para conocer, fuera de la misma naturaleza o de las gentes más humildes de los lugares por donde pasaba, aprendiendo de la sabiduría popular. Dijo haber aprendido de judíos, gitanos, comadronas, cuentistas, agricultores, ancianos, barberos, pastores, etc. 2 Insistió mucho en que curar enfermedades es un arte que no puede ser adquirido por la mera lectura de libros, sino que ha de aprenderse por experiencia. 3 Por ello su principal escritorio de estudio fue la misma calle y los campos, y por ello viajó tanto sin que le asustaran ni las tierras lejanas y extrañas ni las guerras frecuentes con que se encontró. Aunque también hubo otro factor que le impidió permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar y le hizo preferir la inseguridad de los caminos desconocidos: las ya citadas acusaciones y persecuciones de que fue objeto y que más adelante detallaremos. Sin embargo, este último factor se refiere sobre todo a la última etapa de su vida –a partir de 1524–, y no tanto a la etapa de los viajes largos –entre 1515 y 1523–, incluida en este mismo capítulo.
En esta etapa, que duró unos ocho años, pisó desde el extremo occidental de Europa, España, hasta Oriente Medio; y desde casi el extremo norte de Europa, Escandinavia, hasta África (estuvo en Egipto y Argelia), pasando por Rusia y Turquía. Viajar se convirtió en un aspecto esencial de su vida. Creyó, y lo demostró sobradamente, que los buenos médicos necesitaban viajar. Porque los atributos específicos de cada región modelaban su propia medicina: “cada tierra es una hoja del código de la naturaleza…” 4, dijo en una ocasión. Y, obviamente, su trabajo –al que invitaba a todos los curadores– fue ir descifrando estos códigos.
Primeros Maestros
Pero para llegar a estas conclusiones y además ser capaz de realizar estos trabajos con éxito, tuvo unos aprendizajes preliminares. Estos se iniciaron con los que realizó con su padre, tal como ya hemos explicado. Tuvo importantes instructores, todos ellos profundamente expertos en Adepta Philosophia y sus artes relacionadas, entre ellos también su padre. 5 Paracelso no renunció del todo a seguir unos estudios más o menos reglados. Fue educado en las llamadas artes liberales: gramática latina, retórica, dialéctica, música, aritmética, geometría y astronomía. Llegó a dominar el latín, tal como prescribían los cánones humanistas de la época, y al menos durante tres cursos –desde 1509 a 1512–, estudió medicina en la universidad, aunque se desconoce si acabó licenciándose. Recibió la educación básica en escuelas monásticas, en la de Carintia y en el monasterio benedictino de San Pablo, en el valle Lavant, cerca de Villach. Por lo tanto sus primeros profesores fueron hombres de Iglesia, con lo cual su educación no solo fue naturalista, sino enciclopédica o pansófica. 6 Bien se puede decir que creció bajo la guía de eclesiásticos y que su profundo conocimiento de la religión y filosofía se explica bien por su formación de joven con clérigos. Entre otros profesores, tuvo por lo menos a cuatro obispos y un abad, el famoso Johannes Trithemius de Sponheim. 7
La mayoría de estos profesores fueron grandes expertos en Alquimia, sobre todo Trithemius, que atraería a la biblioteca de su monasterio a humanistas como Reuchlin, un adepto de la Cábala. Se dice que Trithemius dirigió una sociedad secreta de herméticos a la que parece ser perteneció el joven Paracelso. En ella se estudiaba, de forma paralela a los misterios de la Madre Naturaleza, los números secretos disimulados detrás de las parábolas y las alegorías de las Sagradas Escrituras, a las que evidentemente el abad otorgaba una importancia primordial. 8 Trithemius enseñaría a grandes alquimistas del momento, como Cornelius Agrippa, muy admirado por el mismo Paracelso. Con Trithemius culminaría sus estudios después de pasar por la Universidad. Pero ya en sus primeras enseñanzas, en los monasterios de San Andrés y de San Pablo, encontró a maestros con intereses cercanos a los suyos. Sobre todo el obispo Erhart (Eberhart Baumgärtner), un alquimista que le pudo transmitir un conocimiento completo del saber popular sobre los metales y sus transformaciones. El interés que estos conocimientos despertaron en Paracelso le llevaron a entrar también de muy joven en la escuela minera de los Fuggers, en Hutenberg, cerca de Villach. Este centro les ofreció a él y a su padre un amplio campo para la observación y experimentación médica y química. 9
Estudios en la Universidad
Con sólo 13 años, en 1507, empezó los estudios propiamente de medicina en diferentes universidades europeas. Aquí empieza su vida de viajero errante, aunque sus viajes como estudiante no fueron ninguna excepción. En aquella época los estudiantes universitarios vagaban de universidad en universidad buscando los mejores profesores y, según Paracelso, refiriéndose a él mismo, “buscando descubrir los fundamentos de la medicina”. 10 Hasta 1916, con 22 años, los buscó fundamentalmente en universidades de Alemania e Italia. Sin embargo, en sus posteriores viajes por casi toda Europa, visitó también varias universidades del norte, como la famosa de Oxford en Inglaterra o la más antigua de Escandinavia, la de Uppsala, en Suecia, o la de Deventer en Holanda, donde fue educado Erasmo. 11 Asimismo, estudiaría también en la universidad francesa de Montpellier, cuya facultad de medicina se consideraba una de las mejores de Francia.
Empezó su búsqueda universitaria en el corazón de Europa, en el mundo germánico, concretamente en Viena. Probablemente se inició en esta ciudad por consejo del humanista y reformador religioso Vadianus, que ya le había dado clases en Villach y que seguramente animó al padre de Paracelso a enviar a su hijo a las universidades alemanas de medicina. Vadianus era poeta y profesor de medicina –además de médico– y llegó a ser rector de la Universidad de Viena entre 1516 y 1517. Paracelso le dedicaría más tarde una de sus grandes obras escritas, el gran Opus Paramirum. En Viena permaneció 2 años y obtuvo el bachillerato en la facultad de artes. 12 En territorio germánico estudió también en las universidades de Tubinga, donde había estudiado su padre, de Basilea y de Ingolstadt, de la que se quejó de que estaba dominada por “viejos escolásticos de miras estrechas”. 13 Paracelso era muy exigente, y quizás por ello prefirió cruzar los Alpes en 1512 e ir a estudiar a Italia, considerado en el siglo XVI el mejor país para aprender medicina. Por ello estuvo en esta península hasta 1516, permaneciendo varios años en Ferrara, una ciudad al norte del país, a los pies del río Po, con un ambiente humanista y progresista notable. En Ferrara se encontraría con destacados especialistas médicos, como Niccolo Leoniceno, que le influyó mucho. El humanismo médico italiano tuvo en Leoniceno a uno de los primeros y más destacados representantes. Fue pionero en la traducción de antiguos textos médicos del griego y árabe y en 1493 realizó la primera descripción de la sífilis, enfermedad que posteriormente Paracelso trataría ampliamente en sus estudios. Fue en esta universidad de Ferrara donde Paracelso recibió un título, tanto en medicina interna como en cirugía. 14
Asimismo, es en Ferrara donde se cree que adoptó por primera vez el nombre de Paracelsus. Existía la costumbre entre los estudiantes de helenizar o latinizar su nombre, como Erasmus o Frobenius. Paracelso pudo inclinarse por la elección de este nombre inspirándose en el significado de su apellido familiar “Hohenheim”, que significa “situado en lugar elevado”. 15 Para significa “más allá de”, refiriéndose a la infinidad, a lo indefinible, y celsus en latín significa “alto, elevado o excelso”. Por lo tanto, según esta hipótesis, Paracelsus significaría “más allá de lo elevado”. Sin duda le gustaba el prefijo para. Algunos de los títulos de los principales libros que escribió llevan esta partícula; por ejemplo Paragranum o bien Opus Paramirum.”
Continuará…
Bibliografía
- MROSEK, Sabine, “La vida de Paracelso” en Paracelsus. Health & Healing, núm. 1, 2003: p.5 y núm 2, 2003: p.5.
- HARTMANN, F., The life of Paracelsus, London, Kegan Paul, Trench, Trübner & Co., s.f: p. 5.
- HARTMANN, F., The life of Paracelsus…: p.178.
- BALL, Philip, The Devils’s Doctor. Paracelsus and the world of Renaissance magic and science, Nueva York, F.S.G., 2006: p.77.
- PAGEL, Walter, Paracelsus. An introduction to Philosophical Medicine in the Era of the Renaissance, Basilea (Suiza), Karger, 1982: p.8.
- PAGEL, Walter, Paracelsus…: p.9.
- PAGEL, Walter, Paracelsus…: p.8.
- RIVIÈRE, Patrick, Paracelso. Médico-alquimista, Barcelona, De Vecchi, 2000: p.12.
- PAGEL, Walter, Paracelsus…: p.10.
- BALL, Philip, The Devils’s Doctor…: p.93.
- BALL, Philip, The Devils’s Doctor…: p.93-94.
- BALL, Philip, The Devils’s Doctor…: p.42.
- HARTMANN, F., The life of Paracelsus…: p.3. / BALL, Philip, The Devils’s Doctor…: p.41.
- Museum of the Ancient Baths of Pfäfers, St. Gall, 1987: p.89.
- RIVIÈRE, Patrick, Paracelso…: p.36.
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