Durante las últimas décadas se ha investigado y escrito mucho sobre la importancia del tacto. Particularmente en el mundo occidental, el tabú de tocar se volvió confuso. Ha cambiado mucho para mejor gracias a la apertura de la ciencia, desde un punto de vista puramente material a la investigación empírica y la fenomenología.
La antropología holística en sí misma y su relación con su entorno está resurgiendo en las sociedades occidentales. Habiendo conseguido resultados y progresos extraordinarios en cirugía y epidemiología, la medicina actual se está abriendo hacia métodos complementarios de medicina alternativa y naturopatía. Ciertamente, éstos no pueden probarse científicamente, pero hablan por sí mismos con los efectos que producen. En el sistema médico del Ayurveda, el papel de estas dos perspectivas y aproximaciones diferentes se definen claramente desde el principio. La terapia racional, psicológica y espiritual se combina con el enfoque holístico del Ayurveda. Tienen un efecto mutuo en el proceso de recuperación de los pacientes. La base es la terapia racional que trata los desórdenes en el plano físico. Las terapias psicológica y espiritual se basan y se ocupan del desarrollo mental y espiritual. El Ayurveda ayuda a los humanos a tener acceso a sus almas, entrena la autopercepción y fortalece la responsabilidad en relación con la propia persona y su entorno.
“El tacto nos conecta con el mundo en que vivimos.»
Contacto con la piel
El contacto de los sentidos deja impresiones. Hay muchas formas diferentes de tocar y de ser tocado. ¿Qué tipo de tacto fortalece, y cuál debilita?
La piel es la frontera entre el interior y el exterior. Cualquier forma de tacto está mediada por el contacto con la piel, ya sea de la piel del cuerpo, del tímpano, de la retina o de las membranas mucosas. Mediante el sistema nervioso de la respectiva parte de la piel – la piel es el mayor órgano y también el órgano de los sentidos responsable de la sensación y la percepción – el pulso del tacto es transportado al cerebro, donde se procesa. Aquí, el cerebro decide qué tipo de calidad de tacto se ha percibido, y qué mensaje transporta.
La vibración del tono toca al oído. El viento roza la piel – nosotros sentimos. La luz toca la retina de los ojos – nosotros percibimos el mundo. La lengua con sus delicadas papilas gustativas nos da el placer del gusto y con la nariz descubrimos el mundo de las fragancias. Parece que sin tocar, la percepción de los sentidos no es posible. El tacto nos conecta con el mundo en que vivimos. Crea el espacio para las relaciones y la comunicación. Su presencia es indispensable para un desarrollo saludable de la materia física.
El tacto conecta a los humanos con el entorno y también con el mundo interno, toca los sentidos y pone en contacto con sentimientos y pensamientos. Significado a la vez, vida y desarrollo. Sin el tacto el alma se marchita. El desarrollo mental y físico, pueden ser entorpecidos de forma significativa.
Cuando sentimos dolor ponemos encima nuestras manos para aliviarlo. Cuando un niño llora, le ponemos nuestros brazos alrededor para calmarlo. La necesidad de dar y recibir seguridad y alivio del dolor a través de la cercanía física o a través del contacto de las manos, es más antigua que la historia humana. Es una necesidad básica de la mayoría de las especies y plantas vivas. La luz solar toca la planta, activa el metabolismo y la fotosíntesis. La lluvia provee nutrición a la planta, el aire le proporciona oxígeno y el viento y los insectos aseguran la fertilización y la reproducción.
«La piel es una barrera inteligente altamente especializada.»
Tomar al tacto con responsabilidad
Merece la pena tener una mirada consciente al término “tacto”. ¿Cómo toco con mis manos? ¿Cómo toco con mis pensamientos, mis palabras y con la forma en que miro? ¿Qué quiero compartir a través del tacto? ¿Qué percibo a través del tacto? ¿Qué siento? ¿Qué desencadena en otras partes? ¿Cómo quiero ser tocado? Esto comporta que yo tome responsabilidad sobre mí mismo y sobre mi relación “conmigo” y con mi entorno.
Mucha gente asocia el Ayurveda con masajes maravillosos, que armonizan el cuerpo, la mente y el alma. Los masajes se encuentran entre uno de los métodos principales de tratamiento del Ayurveda, en la prevención y en la medicina ayurvédica. Mediante el masaje, la piel no sólo se nutre, se protege y se estabiliza; el masaje también armoniza el sistema nervioso vegetativo, reduce el estrés y apoya el proceso curativo de las enfermedades psicosomáticas. Los desequilibrios de la bioenergía Vata (elemento éter y aire) principalmente se manifiestan en el campo del sistema nervioso y en el sistema músculo- esquelético. En esta parte, los masajes ayurvédicos con aceites herbales potentes que entran en el organismo a través de la piel, pueden favorecer el proceso de recuperación en un plano holístico y satisfacen la necesidad básica humana de ser tocado.
En realidad, la piel no sólo es el mayor órgano y el mayor órgano de los sentidos, sino que también es una barrera inteligente altamente especializada contra el mundo externo, porque ofrece protección contra el frío, el calor y la radiación, la presión, los golpes y la fricción, evita que entren microorganismos y sustancias dañinas, y que se pierda agua y calor. De la misma forma, la piel es el espejo de las emociones y del alma.
¿Quién no conoce las expresiones siguientes?:
- Estar bajo la piel
- Cambiar la piel
- Algo hace que se me erice la piel
- No querer estar en la piel de otro.
- Arriesgar el pellejo
- Desollar vivo a alguien
- Salvar el pellejo
- El leopardo no puede cambiar sus manchas
- Sentirse bien en la propia piel
- Tener la piel dura
- Salirse de su propia piel
- Quedar como una segunda piel
La piel restringe y protege – éstas son los dos aspectos importantes de nuestras vidas que se relacionan estrechamente con el tacto. La demarcación no sólo es una protección física del cuerpo o la disociación física de otras personas, también nos protege de sentir demasiado o demasiado intensamente.
Los masajes superan barreras
El masaje ayurvédico ayuda a soltar amorosamente y a superar las barreras del tacto, que han sido construidas como resultado del miedo y las heridas. El aceite caliente que envuelve al cuerpo, los movimientos que acarician uniformemente, y la devoción amorosa del terapeuta, nutren la necesidad de contacto en el plano físico, psicológico/emocional y espiritual. Se da espacio para la confianza, la liberación y la devoción. Las fuerzas físicas y el sistema inmune, así como el metabolismo, se fortalecen. Agni, el fuego digestivo, es encendido. El impulso para una limpieza intensiva en los planos físico, mental y espiritual relaja los bloqueos en estos campos. Los tejidos se rejuvenecen y las molestias músculo -esqueléticas se armonizan o eliminan. Los músculos, los tendones y los ligamentos se nutren y se favorece su elasticidad, se eliminan los productos de desecho. Se estimula el sistema endocrino y mejora la visión. Los bloqueos mentales se armonizan y pueden ser disueltos. Después de una aplicación regular, el cuerpo entero irradia bienestar, fortaleza, resistencia y juventud.
El toque del masaje entrena la autopercepción y la consciencia. Fortalece la responsabilidad de la persona y las fuerzas de auto-curación. La forma en que la nutrición influye los sentidos, el cuerpo y los sentimientos mentales y espirituales, juega un papel esencial en la doctrina ayurvédica. ¿Cómo reaccionan al tacto la percepción, los sentimientos y el estado mental, con diferentes fragancias, sabores y comidas deliciosamente preparadas? La constitución individual de la persona influye en cómo se valora cada fragancia, cada sabor y la forma de preparación, cómo son percibidos en una escala que va desde lo placentero a lo desagradable.
El Ayurveda en combinación con el yoga ofrece métodos efectivos para entrenar la propia percepción, la perspicacia y la responsabilidad en el viaje hacia uno mismo. Quizás éste es el primer paso para pensar y ampliar el término “tacto” en su importancia para poder reconocer la percepción sensorial en toda su variedad:
¿Qué me pasa con las distintas formas de ser tocado? ¿Cómo veo al mundo, cómo aparece ante mí? ¿Cómo se ve el mundo después de un cambio en mis perspectivas? ¿Cómo me pongo en contacto con mi entorno? ¿Cuál es mi actitud, qué palabras selecciono? ¿Qué efecto tienen éstas?
Percibir de forma consciente el tacto nos entrena la consciencia en la interacción con uno mismo y con el entorno. El tacto puede curar nuestras almas, el espíritu y el cuerpo – esto es un proyecto fascinante en el camino de la auto-curación.
“Mi mano es Dios. Mi mano es ilimitadamente dichosa. Esta mano conserva todos los secretos sanadores que curan con su suave toque.” del Rigveda
(Continuará)
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